Siempre será mejor no callar

Mar 29, 2024

 

¿O será mejor hablar de la paradoja de cuidar la reputación en detrimento de la posibilidad de tener una voz propia?

Te invito a derribar los mitos y la idea errada de que «la comunicación debe ser perfecta" en el mundo laboral. Este ha sido un objetivo de muchos y lo irónico es que es un ideal inalcanzable.

Se ha propagado el mito de que un líder debe ser un comunicador casi máquina, con imagen de portada de revista empresarial de los 80, en donde no se le para ni un pelo, siempre seguro de sí mismo, con la palabra perfecta en cada momento, el conocimiento profundo de todos los temas, las emociones bajo control, un cuerpo completamente ilustrativo, capaz de transmitir sus ideas con total claridad y un nivel de persuasión extraordinario.

Para derribar esta falta de realidad es necesario reconocer que esto es imposible por el simple hecho de ser una cualidad humana, de lo contrario dejaríamos la tarea a máquinas que tienen el mínimo margen de error.

La verdad es que se requieren elementos como vulnerabilidad, autenticidad y emociones espontáneas, entre otras características, si lo que se busca es entregar un mensaje de la manera correcta, y esto en nada se acerca al concepto de -perfecto-.

Para el ser humano es natural querer dar voz a las ideas, emociones, posturas, propuestas y opiniones con impacto. Sin embargo, necesitamos sumar a la ecuación otra realidad, y es que la comunicación en el ámbito profesional puede estar plagada de obstáculos y desafíos que afectan la posibilidad de que el líder se exprese de manera natural.

En el vertiginoso mundo empresarial, es común encontrar líderes conscientes de la importancia de proteger y cuidar su reputación. La percepción que los demás tienen de ellos puede afectar su posición, sus relaciones y su futuro profesional. Sin embargo, este afán por mantener una imagen intachable a menudo puede llevar a una paradoja preocupante: el silencio de las ideas y posturas valiosas que podrían beneficiar a la organización y al equipo.

Las compañías, en ocasiones, actúan como camisas de fuerza imponiendo una cultura jerárquica, burocrática y temerosa, lo que limita la expresión efectiva y libre de los líderes y colaboradores. O pueden estar estancadas en el tiempo esperando que la parte humana se oculte tras estrategias, campañas, mensajes y comportamientos que para nada corresponden a una huella individual, personal o íntima.

En un escenario donde la reputación se valora tanto, los líderes pueden optar por mantener un perfil bajo, evitar controversias y abstenerse de compartir ideas que sean consideradas arriesgadas o contrarias a la corriente dominante. Esto crea una dinámica donde la preocupación por lo que otros piensan y cómo se les percibe puede frenar la apertura, limitando así la credibilidad, la conexión y el potencial de crecimiento e innovación.

Veamos algunos de estos aspectos que se deben revisar y, si es necesario, reevaluar:

 

  1. La perfección es una ilusión: Insisto, lo primero que tenemos que cambiar es esta idea, es una meta inalcanzable. Somos humanos y, por lo tanto, sudamos, nos ponemos colorados, temblamos, nos emocionamos y nos equivocamos. Estamos sujetos a cometer errores, a tener dudas y a enfrentar momentos de inseguridad. Es importante reconocer que no existe un líder que siempre se comunique de manera perfecta, y que está bien errar y experimentar. La clave es aprender y mejorar continuamente sin perder la esencia, lo que somos. Por extraño que parezca, equivocarse auténticamente, genera credibilidad.

 

  1. La huella única es el activo más valioso: En lugar de buscar ese ideal, el esfuerzo debe estar orientado a alcanzar la comunicación genuina, honesta y transparente. Las personas que se muestran como son y refuerzan su verdadero yo, tienen más probabilidad de generar confianza y conexión con su equipo. Esta es una cualidad poderosa que les permite construir relaciones sólidas y fomentar apertura y colaboración.

 

  1. El temor a ser juzgados o malinterpretados: Puede llevar a los líderes a ocultar ideas disruptivas o innovadoras que podrían generar impacto. La falta de apertura y la renuencia a compartir nuevas perspectivas pueden limitar el crecimiento y la competitividad de la organización, dejándola rezagada en un mercado en constante evolución.

 

  1. Escuchar es tan importante como hablar: Un líder no solo es un buen orador, es un excelente oyente, es una habilidad esencial para comprender las voces, necesidades y preocupaciones de los empleados, clientes y otras partes interesadas. Esta capacidad le permite tomar decisiones informadas y mostrar que valora las opiniones de los demás.

 

  1. Cuando los líderes se abstienen de compartir: Bien sea por políticas o por decisión de propia, se pierde la oportunidad de obtener retroalimentación constructiva y nuevos conocimientos que podrían enriquecer la toma de decisiones y la evolución. La comunicación abierta y franca entre líderes y empleados es una fuente de desarrollo y conecta perfecto con la afirmación de John Maxwell, que nos reitera que “liderazgo es influencia”.

 

  1. El lenguaje no verbal cuenta: La comunicación no se limita solo a las palabras que se dicen, incluye las manifestaciones corporales que se utilizan. Los gestos, es necesario ser conscientes del cuerpo y asegurar que los comportamientos corresponden a las ideas desde la coherencia para evitar malentendidos.

 

  1. La ausencia de liderazgo inspirador: Teniendo en cuenta que son la voz y el rostro de la empresa, su capacidad genuina al momento de expresar su visión, valores y propósito superior es fundamental para inspirar y motivar. Si se retraen en su comunicación y evitan expresar sus ideas con claridad y pasión, pueden dejar un vacío en la dirección de la organización.

 

  1. Adaptabilidad y flexibilidad: La comunicación real requiere capacidad de responder el estilo al contexto, a la audiencia y a la velocidad para ajustar de acuerdo con la situación.

 

  1. La comunicación es un proceso continuo: No podemos verla como un evento único, ni atribuir la responsabilidad a un escenario y a un mensaje. Los líderes deben mantener un intercambio de ideas constante, compartir información relevante y cuidar que todos estén al tanto sobre los cambios y desarrollos en la empresa.

 

  1. La falta de transparencia mata la comunicación: Hablamos todo el tiempo de la importancia de construir una cultura de confianza, esto exige empezar por el ejemplo y evitar caer en la tentación de omitir información o mantener secretos, que terminan minando la confianza.

 

  1. Empoderar a los empleados: Una empresa que se convierte en una camisa de fuerza para la comunicación suele ser aquella donde los colaboradores no se sienten capaces de expresar sus ideas y opiniones. Las cabezas deben fomentar una cultura abierta y receptiva donde todos sean alentados a compartir sus pensamientos sin temor.

 

  1. Establecer canales claros: Promover la generación de ideas y la retroalimentación, al igual que alentar el intercambio de perspectivas, facilita la consolidación de una cultura de comunicación sólida, la resolución de problemas, la toma de decisiones acertada y el logro de los objetivos organizacionales.

 

¿Estamos de acuerdo respecto a por qué es un mito que debemos dejar atrás? Vamos a poner la energía y concentración en encontrar nuestra propia voz, practicar y estimular la escucha, usar el lenguaje no verbal de manera efectiva, ser flexibles y fomentar una cultura de intercambio de conocimientos, visiones y experiencias.

Vamos a dar voz a las ideas, emociones, posturas y propuestas para impulsar el éxito de la organización. Un camino que puede ser más sencillo si empezamos a:

  1. Cuidar la autenticidad como pilar
  2. Conocer a la audiencia
  3. Comunicar oportunamente
  4. Responder con respeto
  5. Recurrir a la  transparencia con educación
  6. Transmitir mensajes claros y coherentes
  7. Aprender de las críticas

Aceptemos que la expresión de ideas y posturas por parte de los líderes se ha vuelto inevitable debido a la transformación digital, la demanda de transparencia, la importancia de la marca personal, el papel de los líderes como representantes de la empresa, su influencia en la toma de decisiones, la necesidad de inspiración y liderazgo, la generación de conversaciones y el fortalecimiento de la conexión con el público objetivo, entre otras razones.

Si estamos en el camino o en el rol de liderazgo, necesitamos ser conscientes de la relevancia y el impacto de nuestra comunicación y utilizarla de manera responsable. Ese afán por cuidar la reputación y evitar controversias puede tener un costo significativo en la comunicación y el desarrollo de las empresas y de los mismos líderes.

Al preocuparse demasiado por lo que los demás piensan, limitan la posibilidad de crecimiento, innovación y colaboración en la organización. Al abrazar la transparencia y la confianza, se libera el potencial de sus ideas y posturas para impulsar el éxito y el desarrollo de todos. ¿Qué camino vas a elegir?

Un abrazo 

 

 

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