Elimina el mayor obstáculo
Jun 28, 2024
Advertencia: si no te gustan los cuestionamientos, emplea estos minutos para algo diferente a esta lectura.
Estamos rodeados de voces buscando la atención de manera desesperada, el ego se convierte en un fantasma silencioso que acecha a cualquiera. Como dueños de ideas poderosas y personas conscientes del poder de la comunicación, necesitamos hablar de este problema constante de engordar el yoismo.
Veamos un caso común de ego en acción:
Imagina que participas en una reunión crucial con potenciales inversores, un escenario donde cada palabra, gesto, comportamiento y acción que eliges son diseñados para impresionar, pero te centras tanto en destacar tus logros que olvidas escuchar las preguntas y preocupaciones de tus interlocutores y en realidad lo que haces es un tributo al propio ego. En este mundo, la voz es parte de un monólogo en donde lo que se oye es yo - yo - yo , un universo en el que prevalece este espejismo sobre la auténtica conexión o colaboración.
¿Qué se pierde en este proceso?
TODO! Desaparece la empatía, la genuinidad es inexistente y la capacidad de escuchar se vuelve nula a la sombra del yo inflado. Gracias a esta debilidad del ser humano se tejen engaños que veo día tras día. Un ejemplo son todas las acciones y espacios comerciales como “prepárate aca, te haremos millonario en dos minutos al pararte en el escenario”, “compra este curso que te va a enseñar a vender tu valioso y único conocimiento en dos días”, “entrénate para ser conferencista para que llenes estadios y te transformes en un rockstar”, “regístrate en nuestro programa y descubre cómo ser el mejor orador porque ese es el camino del éxito”, y muchos otros embauques que hacen que miles de personas actúen desde la debilidad de su ego y no a partir de su posibilidad de ser grandes generadores de valor.
Pero no le pasa solamente a quienes esperan encontrar alternativas en su camino personal, también ocurre en el espacio laboral, en diferentes niveles. Durante años he visto la manera en que su presencia desenfrenada puede ser una barrera que impide que las ideas florezcan y que las relaciones prosperen. Cuando las palabras se tiñen de egocentrismo, se vuelven huecas, carentes de verdadero significado, por una razón sencilla y es que la intención se ha ubicado en el lugar equivocado: en el aparente éxito y no en el propósito.
Pero, ¿qué podemos hacer para contrarrestarlo? La respuesta está en cultivar la humildad y la intención genuina de compartir nuestros conocimientos y experiencias. Debemos aprender a escuchar más de lo que hablamos, a comprender y respetar las perspectivas de los otros y a reconocer que la verdadera grandeza no se encuentra en la autoafirmación constante, sino en la capacidad de dar, de inspirar y conectar con los demás.
Lee : ¿Ya sabes lo que hay detrás de un verdadero líder?
Sin duda, los fantasmas del ego son una presencia constante en el mundo de la comunicación. A menudo, tratamos de maquillar nuestro ego con una fachada de modestia, pero este disfraz puede ser igual de peligroso. Si aún no te convenzo, analiza el siguiente caso:
Tenemos un líder visible que tiene la responsabilidad de la vocería de una organización y que poco a poco ha descubierto el poder de su voz y la relación que esto tiene con su proyección e impacto. Esta es una persona que, si se mantiene en la línea de la coherencia, siempre pondrá por delante los intereses de la entidad que representa, de la comunidad que le atañe y sus características naturales para contribuir y aportar sin esperar nada a cambio.
La otra versión de esa misma realidad es la de la persona que al encontrar el poder de su voz empieza a gestionar agendas propias, motivos individuales y con mucha astucia a vestir su egoísmo de interés común enriquecido con séquitos que le aplauden por delante y le atacan por detrás, que le sonríen de frente y se burlan por la espalda.
En nuestro laboratorio en Think & Talk vemos que este segundo camino se ha incrementado con los años, con las redes y con las infinitas posibilidades de poder que trae la disponibilidad ilimitada y sin censura o filtro, de canales y vías para ampliar una voz. Hoy cualquiera puede ser #influencers.
Vamos a cazar
Me parece importante que veamos algunos de los fantasmas que lo acompañan, lo hago con dos objetivos: el primero, que aprendamos a evitarlos y el segundo, que cuidemos de nosotros y filtremos el impacto que pueden llegar a tener otras personas en nuestras vidas y contextos.
Este es uno de los más insidiosos: la falsa modestia. Es cuando decimos cosas como "No soy muy bueno en esto" o "No es gran cosa, pero..." antes de presentar una idea o logro. Aparentemente, estamos siendo modestos, pero lo que queremos es validación y reconocimiento. Este tipo de modestia es una forma sutil de ego, donde buscamos ser el centro al hacer que otros nos elogien por ese comportamiento.
Otro es la necesidad constante de medirnos y compararnos con las personas. Nos medimos en función de la manera en la que creemos que nos perciben en comparación con otros. Esto puede llevar a una actitud competitiva, donde tratamos de demostrar constantemente que somos mejores que los demás. En lugar de enfocarnos en la colaboración y el crecimiento mutuo, caemos en el juego peligroso del ego.
Y por el momento con un tercero será suficiente, es el del aparente héroe o salvador, ese que no solo dice y hace por nosotros, que defiende y alza la voz con la capa puesta, pero que emplea su capacidad movilizadora para sus propios objetivos y nosotros lo validamos con confianza. Una situación que puede venir acompañada de un riesgo mayor, y es que esté tan convencido de hacer lo correcto que no sea consciente de que ese es impulso de su ego.
Los problemas de estos fantasmas del ego son numerosos. En primer lugar, pueden dificultar la verdadera conexión. Cuando nos obsesionamos con nuestro propio ego no podemos escuchar genuinamente ni comprender sus perspectivas. Esto socava la empatía y la entrega efectiva de las ideas.
Si necesitas entender mejor la empatía tengo un artículo es para ti aquí
Además, la falsa modestia puede llevar a una falta de confianza en uno mismo. Al ocultar nuestras reales fortalezas, podemos perder oportunidades de liderar y contribuir de manera significativa. La modestia genuina es importante, pero no debemos usarla a manera de escudo para esconder nuestras habilidades y logros.
Para detectar los fantasmas, enfrentarlos y evitar caer en ellos, es crucial cultivar la autoconciencia. Debemos reconocer en el momento en que anhelamos ser el foco o vivimos de compararnos con otros y redirigir nuestro enfoque hacia la autenticidad y la empatía. La comunicación efectiva se basa en la honestidad y la apertura, no en la búsqueda constante de validación o en la modestia exagerada.
Pasemos a la práctica
Es el momento de hacerte tres preguntas esenciales y profundas que te conducen a reflexionar sobre tu relación con las trampas del yoismo:
1. ¿Estoy más preocupado por cómo me perciben que por escuchar y comprender sus puntos de vista?
2. ¿Siento la necesidad constante de destacar mis propios logros y habilidades en las conversaciones, en lugar de permitir que todos brillen?
3. ¿Utilizo la modestia de manera excesiva o artificial, ocultando mis verdaderas capacidades y contribuciones en lugar de compartir abierta y honestamente lo que puedo aportar?
Estas preguntas te permitirán evaluar si priorizas tu ego sobre la autenticidad y la empatía. Recuerda que se trata de construir conexiones genuinas y no de alimentar constantemente el yo.
Activar tu conciencia
Es un paso fundamental para mejorar tu habilidad comunicativa y evitar caer en la terrible trampa. Te comparto algunas acciones que puedes llevar a cabo para huir de ella:
1. Dedica tiempo a reflexionar sobre tus acciones pasadas. Examina conversaciones, presentaciones o interacciones en las que sientas que tu ego pudo haber influido. Pregúntate si estabas más centrad@ en ti mismo que en los demás. Identificar patrones te volverá consciente cuándo tiendas a caer en este hoyo.
2. Practica la escucha activa en tus conversaciones. En lugar de pensar en cómo responder o en lo que ven, concéntrate en entender completamente lo que dicen. Haz preguntas de seguimiento para profundizar en sus puntos de vista. Esto te invita a desviar la atención de tu ego hacia la comprensión genuina.
3. Pide a amigos cercanos, colegas o mentores que te den retroalimentación honesta sobre tu participación y liderazgo. Pregúntales si han notado momentos en los que parecía que estabas centrado en ti mismo en lugar de en la conversación. Aceptar críticas constructivas para identificar áreas de mejora.
4. Trabaja en cultivar la humildad en tu vida cotidiana. Reconoce tus fortalezas y logros, pero no los exageres. También es importante admitir cuando te equivocas o no tienes todas las respuestas. La humildad te permite conectarte de manera más auténtica.
5. Enfócate en el valor que aportas: Cambia tu perspectiva, en lugar de pensar en tu imagen o beneficio, concéntrate en el valor que puedes aportar. ¿Piensa en la manera de contribuir, inspirar o colaborar para el beneficio mutuo? Este cambio de enfoque mantiene a raya el ego.
Recuerda que activar la conciencia respecto al ego es un proceso continuo, requiere práctica y autoevaluación constante. Con el tiempo, desarrollarás una comunicación más auténtica y empática, que te permitirá construir relaciones más reales y significativas.
Para llevar
El desafío del ego es real y omnipresente en la modernidad. En nuestro rol de narradores y comunicadores, debemos ser conscientes de este obstáculo y trabajar proactivamente para minimizar su impacto. Al priorizar la autenticidad y la empatía, no solo mejoraremos nuestras habilidades comunicativas, sino que también construiremos relaciones más sólidas y significativas en un mundo ruidoso y egocéntrico.
Un abrazo
¡Suscríbete a nuestro newsletter!
Si no sabes aún por qué tu comunicación no da el resultado que esperas, regístrate ahora a nuestro boletín mensual para recibir herramientas y datos que te permitirán transformar tu #ConcienciadeComunicación